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ANOREXIA
"La exacerbación del no consumo"
Lic. Sergio Sáliche (Psicólogo)
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La anorexia, una entidad clínica
con compromiso psíquico, somático y endocrínico, es de aparición más frecuente
en adolescentes mujeres. El rechazo sistemático del alimento que la caracteriza,
se acompaña de una pérdida progresiva y pronunciada de peso y una amenorrea
persistente. Algunas veces el cuadro de Anorexia se alterna con accesos de Bulimia,
dados por el surgimiento de impulsos incontrolables de comer aún sin sentir
hambre. Así es como éstas pacientes devoran en cantidad para luego arrepentirse
de la comilona provocándose entonces el vómito para liberarse rápidamente de
lo ingerido que pasa a ser vivido como algo dañino y peligroso. Por miedo a
engordar muchas veces se provocan el vómito aún sin Bulimia, o recurren a enemas,
purgantes y diuréticos para eliminar rastros de la comida.
Es inusual observar en éstas jóvenes
signos evidentes de angustia, siempre y cuando, no se las obligue a ingerir
alimentos. Suelen ser llevadas a la consulta por sus padres que habitualmente
recurren al ginecólogo o al clínico en primera instancia.
El momento evolutivo en el que
hace eclosión la Anorexia mental sumado a ciertos factores culturales, como
la valorización de la delgadez por la moda actual, facilitan el encubrimiento
de la enfermedad. La persecución implacable de la delgadez extrema comienza
a acosar especialmente a las niñas frente al despunte puberal.
Por su exacerbado temor a aceptar
el crecimiento corporal, buscan detener y desdibujar la adquisición de rasgos
sexuales que llevan al redondeamiento de las formas. Por sentirse merced a la
naturaleza se declaran en "huelga con la vida", el modo que encuentran
de sobreponer a su impotencia para frenar el ritmo de los cambios es negarse
a comer. Se desata así una lucha para lograr el dominio del propio cuerpo que
conlleva la falsa ilusión de que controlando la ingesta recupera el control
sobre su persona. Esta lucha, que tiene como escenario el cuerpo, delata sin
embargo un severo conflicto interno e interpersonal (familiar y social) que
puede en casos extremos llegar hasta la muerte, como desenlace. Un tratamiento
terapéutico tiene como objetivo no el de "convencer" sino "vencer
con" la paciente una lucha que se despliega en el cuerpo pero que es del
dominio de lo psíquico. Dicho tratamiento tiende a ayudar a reorganizar el organigrama
vital de las pacientes, trabajar sobre prioridades, disminuir en cantidad sus
obligaciones y exigencias intentando operar sobre la paciente para que coteje
"proyectos" con "reales posibilidades".
(Texto resumido
de la "Jornada de Prevención y Clínica de las Adicciones", Organizada
por Adum y Red Asistencial de Bs. As., 8 de marzo 2003, Campana)
Para pensar el tema
de las toxicomanías es necesario saber la especificidad del acto toxicómano,
ese acto habla de la particularidad de quien consume y como desde allí se puede
desarrollar una toxicomanía, esta habitualmente se convierte en el eje de la
existencia de una persona, ese acto también nos sirve para pensar un tratamiento
posible. Cuando una toxicomanía se desarrolla se comienza una carrera institucional,
idas y venidas, en la cual generalmente la angustia y desesperación se manifiesta
en los familiares. Nos preguntamos porque una persona en el encuentro con una
sustancia (tóxico) se vuelve toxicómano, hay algunas causas centrales que pueden
iniciar el consumo y que también intervienen en la continuidad del mismo:
- Como una respuesta
ante la angustia.
- Como una anestesia
de un dolor irresistible.
- Como un intento
de fuga a una realidad intolerable.
- Para poder avanzar
sobre una realidad imposible de avanzar.
- Para superar una
inhibición.
- Como respuesta
al desamparo (social-familiar)
Estas causas son
muy diferentes a pensar el consumo como una libre elección consciente de alguien,
además en la consulta nos encontramos con alguien en el que la droga ha devorado
la causa y la historia personal.
Tampoco podemos
simplificar pensando las causas desde la siguiente óptica.
- Porque es un sujeto
hedonista (busca el placer por el placer mismo)
- Por las bondades
químicas del tóxico (efecto químico)
- Porque son sujetos
superficiales (vida irregular)
Porque son sujetos
enfermos (desequilibrados)
- Porque son inmorales
(no valoran la vida)
¿Quién consulta?
La mayoría de los pedidos de consulta vienen de la familia, el paciente generalmente
se muestra indiferente y ajeno a los padecimientos de la misma o los suyos propios,
los motivos de dichas consultas son por los efectos indeseables (secundarios)
que la droga ha producido, efectos indeseables que lo perturban, que afectan
la relación con su entorno, con la legalidad de un mundo al cual se ve obligado
a adaptarse, con un cuerpo que muchas veces sobrelleva como ajeno, extraño,
cada vez más alejado de su ser. Si bien se queja, más tiene que ver con las
consecuencias del consumo de drogas; sólo demanda por algo relacionado con los
"síntomas secundarios" que derivaban de su acto. Muy poco se interroga,
nada lo confronta con la búsqueda de "un por qué", de que habría de
haber alguna razón para ello.
Quién envía también
a un consumidor a una consulta obligatoria puede ser un juez, la consulta siempre
está relacionada con los efectos en el cuerpo de un sujeto (sobredosis). Muchos
le asignan al "encuentro con las drogas", más bien un carácter casual
o como una libre elección. Dejan de lado una causal que nos aclare la dependencia
de ese objeto, no necesitan justificar su causa.
El grupo familiar
es muchas veces el principal destinatario y la droga es el objeto más eficaz
para sostener el sentido de ese acto.
Se encuentra en
la droga una solución transitoria ante la angustia y es un canal privilegiado
para enviar un mensaje de una fuerte demanda de "presencia" del otro,
una forma de golpear a su puerta que no parecen (los destinatarios) poder atender
ese llamado; orientado a veces a la figura del padre, o para denunciar alguna
falla del entorno familiar.
La medicina responde
parcialmente a esta problemática, no puede con "la adicción del sujeto":
que es lo imposible de decir. El médico dirá: "el hábito por las drogas
no es una cuestión de nuestra práctica" y sugerirá la consulta psicológica.
Y la pregunta sobre lo que hace causa de su demanda, tropieza una vez más con
la impotencia.
Tratamientos: Hay
instituciones especializadas en el tratamiento de las toxicomanías y son las
llamadas Comunidades terapéuticas o granjas comunitarias en las cuales la principal
regla para un tratamiento es la de abstinencia (no droga) como reglas secundarias
(no sexo - no violencia) La droga es vista como la culpable de todas las desdichas
del paciente, por lo tanto se obliga al paciente que se cure, que deje de presentar
su síntoma. Se implementa la disciplina, castigo y tratamiento, que es lo propuesto
por los representantes de la sociedad, la ley, en estas instituciones se refuerza
el espíritu de reprimir el delito. Los objetivos son: reeducación social, aprendizaje
de normas, cambio de conducta. Todos estos objetivos se "cumplen"
a partir del aislamiento, similar a una institución correccional. La "recuperación"
que se logra es parcial debido a que se genera una nueva dependencia (institucional)
ante posibles "recaídas". Otra modalidad institucional que creemos
la más adecuada para el tratamiento son los centros asistenciales que tienen
otro abordaje, con un equipo de psicólogos, psiquiatras, terapeutas ocupacionales,
coordinadores grupales, etc., se implementan tratamientos con permanencia en
hogar o ambulatorios con actividades de hospital de día.
Allí se privilegia
los distintos aspectos:
Terapia individual
(permite reconstruir una historia subjetiva devastada)
Talleres con grupos
de padres (permite que pueda escucharse la familia)
Talleres creativos
(con los pacientes, con temas ajenos a la adicción en sí misma que los conecte
nuevamente con la vida por ej. Taller literario).
La idea es que ante
el llamado que requiere la presencia del Otro, este no responda desde la mera
supresión del síntoma o la estigmatización ahora como ex de algo. Esto es un
exagerado ejercicio de poder por parte de lo social que toma al sufriente como
objeto de su obediencia. Este otro social debe apuntar a recorrer un camino
en que sea posible la aparición de un deseo propio, único, y a una responsabilidad
subjetiva de ese deseo a través de una historia propia y apropiada (en el sentido
de apropiarse de otra manera, no excluyendo gustos o ideas propias). Por otro
lado es esencial trabajar para generar una demanda, algún pedido dirigido al
otro, necesitar al otro pero desde su propia singularidad, así lo debemos tomar
desde el principio, y hacia allí debemos seguir, en ese camino.
Y por último buscar
para encontrar una satisfacción sustitutiva (que siempre es parcial) no total
y angustiante como es la droga que no deja espacio para desear nada más, por
lo tanto es necesario aprender a que lo que no llena sirva para seguir buscando.
La idea es buscar
una desinstitucionalización de los discursos establecidos, una forma es dejar
de lado los preconceptos y estar advertidos de la influencia de corrientes de
opinión que obstaculizan un posible tratamiento.
La adicción a las drogas es una
patología generalmente progresiva y que requiere de un tratamiento a largo plazo.
La problemática de la drogadicción
encubre realidades muy heterogéneas, no solamente sociales sino personales,
la cantidad de prejuicios que se imponen socialmente imposibilitan una ayuda
real hacia el adicto. Muchos tratamientos de conducta en las llamadas Comunidades
Terapéuticas buscan lograr la abstinencia inicial y a mantenerla en forma prolongada.
Una de las técnicas es el manejo de situaciones imprevistas, un sistema de recompensas
y castigos que hacen atractiva la abstinencia y poco atractivo el uso de la
droga. Se busca marcar que el estilo de vida libre de drogas ofrece mejores
recompensas que el estilo de vida que implica el uso de drogas. Se puede suponer
que una vez que el uso de la droga está controlado, la educación y la rehabilitación
laboral se convierten en elementos críticos del tratamiento.
Los grupos terapéuticos
En cuanto a los grupos, son calificados
como gran método en el tratamiento de la adicción, el sujeto con un determinado
estigma confronta, habla, analiza y comenta a un otro igual. Pero no a todos
beneficia, con el tiempo la estigmatización es uno de los riesgos más claros
de los grupos, gentes estigmatizadas que durante media vida van al mismo grupo,
creándose identificaciones nada deseables. El grupo inicialmente es bueno, pero
la identificación con un mismo estigma lleva a la alienación, hay que ir más
allá. El grupo sirve para hacer una demanda pero las identificaciones que se
crean entre los sujetos con síntomas parecidos no son lo ideal, habrá que no
convertir al grupo en un ideal de tratamiento.
Desde una perspectiva psicoanalítica
sostenemos que un tratamiento para adictos debe realizarse, además, con otro
tipo de intervenciones en una terapia individual.
Las adicciones presentan características
fenoménicas generales que pueden resumirse en actuaciones repetitivas y compulsivas,
es la imposibilidad de interponer en el impulso y su realización la mediación
simbólica. Pero debe pensarse que más allá de la conducta típica subyace una
estructura clínica que determina un abordaje específico. Además, no se debe
homogeneizar los tratamientos porque ello indica desconocer la particularidad
de cada sujeto. La prohibición general a que son sometidos los pacientes en
algunas comunidades tiene su pseu-doeficacia inicial, el no consumo no implica
trabajar con el síntoma por eso la prohibición se sostiene de por vida, se somete
al sujeto mediante la culpa a ser esclavo de otra ideología: el ser ex
adicto. La argumentación es la falta de una ley que regule los procesos anímicos
y la problemática de la identidad (el ser). Si bien estos conceptos no son erróneos
sí lo es su abordaje, una ordenación subjetiva es una construcción singular
para cada sujeto y debe ser abordada en relación a su particularidad y a su
estructura clínica. Es necesario la escucha de un sujeto particular, este tipo
de pacientes tienen conflictos afectivos importantes y su vinculación es conflictiva,
el abordaje si bien es dificultoso deberá tender a encontrar una nueva modalidad
de vinculación.
El consumo de alcohol en los adultos mayores es un problema tanto
para la persona en sí como para el Estado, pero permanece oculto, es un problema
que puede tener consecuencias irreversibles si no se trata a tiempo, la consecuencia
más terrible: LA MUERTE.
Determinar cuando una persona de la tercera edad consume se torna
muchas veces dificultoso, ya que la mayoría de ellos viven solos y por lo tanto
consumen solos, y si viven acompañados lo mantienen en reserva o lo disimulan.
Seguramente cualquiera de nosotros conozcamos alguna persona mayor
que dejó de trabajar y pasó a ser "PASIVO", con todo lo que esta palabra
implica, o acaba de perder a su cónyuge, por lo tanto transcurre un duelo no
elaborado y comienza aislarse y a incrementar el consumo de alcohol que mantenía
en niveles bajos o de muy poca incidencia.
Las personas mayores sufren con más frecuencia de situaciones de
aislamiento o soledad, y eso muchas veces los induce a con- sumir alcohol como
una especie de "automedicación" de "quita penas" para sustituir
las carencias, lo que va a derivar en un problema de salud, esto cada vez afecta
más a un mayor número de personas de la tercera edad.
El aislamiento o la soledad también se remite muchas veces a causas
externas (fallecimiento de congéneres o amigos de su misma edad) o por causas
intrafamiliares (conflictos acrecentados con hijos o parientes).
Está considerado que el alcohol es una droga social, ya que es muy
fácil de conseguir y nunca falta un amigo o vecino, quizá bien intencionado,
que incita a tomar.
Además no tenemos que olvidar que el alcohol es un representante
muy firme en la conciencia de los adultos mayores, ya que simboliza toda su
época de juventud y adultez, tiene toda una carga cultural que remite a tiempos
de diversión y entretenimiento.
Por otro lado, las personas de edad avanzada presentan patrones de
consumo diferentes a los jóvenes, ya que suelen beber diariamente y en cantidades
menores pero en forma más sostenida, habitualmente el problema es detectado
por terceros perspicaces o porque el afectado acude al médico con alguna dolencia
que no atribuye al alcohol, por lo tanto es un problema escondido y negado principalmente
en las mujeres a causa de la sentirse culpable o con vergüenza para afrontar
su problemática ante terceros, más aún cuando estos terceros son familiares
a los cuales en otras épocas representó un ideal o una moral determinada. Lo
que no se tiene en cuenta son las consecuencias graves sobre los órganos, lo
metabólico y el sistema nervioso, esto es debido al deterioro del organismo
propio de la edad, a las enfermedades crónicas y a la ingesta de medicación
clínica o psicofarmacológica que terminan siendo un cóctel mortal.
EL CUERPO COMO UN GRAN DELATOR
Las secuelas de este problema pueden observarse de diversas maneras,
por ejemplo a nivel neurológico los efectos del alcohol son casi inmediatos,
ya que los adultos mayores son más sensibles y la tolerancia a las bebidas va
disminuyendo con la edad. Además, a veces el consumo se presenta simultáneamente
con una posible demencia en la cual se presenta un mayor deterioro de la memoria,
surgen dificultades para hablar y para encontrar objetos, por lo cual puede
presentar para los familiares una difícil diferenciación de la problemática
del adulto mayor.
También hay que prestar mucha atención con la desnutrición ya que
es consecuencia de la adicción, el alcohol reemplaza calorías, entonces la gente
mayor come poco, ya habitualmente en esa edad se come mucho menos, junto con
esto se produce el bloqueo de la absorción de vitaminas y por lo tanto un déficit
de la vitamina B. Algo que también es importante es que los adultos mayores
tienen más probabilidades de sufrir hipotermia, porque como la sustancia alcohólica
produce vasodilatación, dicen que no sufren el frío, pero pierden calor.
Hay signos que deben tomarse en cuenta para determinar si algún adulto
mayor consumen alcohol.
Pero esto no es todo, ya que el abuso hacia esta droga puede producir
trastornos en el aparato circulatorio, tiene mayor probabilidad de pre-infarto
e infartos. Además se debe considerar que corre hasta 20 veces más de riesgo
de sufrir cáncer en el aparato digestivo, ya que su organismo no absorbe los
nutrientes necesarios y los tejidos del hígado pueden destruirse, y esto es
conocido popularmente como cirrosis hepática. Los problemas de alcoholismo en
los adultos mayores son tratables y se pueden prevenir, la ayuda debe iniciarse
cuando el sujeto reconoce el problema, por lo tanto se debe tomar en cuenta
estos indicios.
Hay algo que es positivo, las personas mayores tienes más probabilidades
de recuperarse, debido a que cuando buscan ayuda, se comprometen y le dan continuidad
al tratamiento, es recomendable la terapia individual y a veces la terapia grupal.
Estas terapéuticas se basan en el reconocimiento del problema, la patología
de base que ha sido cubierta con el alcohol y sirve como apoyo mutuo o ayuda
mutua, también ayudan a verse reflejado con otro con su problemática, es un
lugar para reconocerse y ser reconocido por otros ante una adicción muy dura
y con consecuencias terribles, pero que con voluntad, esfuerzo y ayuda se puede
recuperar. Es muy importante concientizar a familiares, amigos, conocidos y
vecinos sobre esta problemática que no esta considerada en la tercera edad,
ninguna persona cercana a un adulto mayor puede imaginarse que esa problemática
puede estar sucediendo, se la relaciona más con los jóvenes o adultos marginales
o con problemáticas económicas, laborales y sociales.
OMS: droga es toda sustancia que, introducida en el organismo por
cualquier vía de administración, produce una alteración del natural funcionamiento
del sistema nervioso central del individuo, y es además, susceptible de crear
dependencia psicológica, física o, ambas. Si hablamos de drogas, de dependencia
o, el uso indebido de ellas, tenemos que considerar que puede provocar diversas
enfermedades: problemas psíquicos, familiares, sociales y hasta la muerte.
Vivimos en la era de las comunicaciones, y sin embargo, estamos incomunicados,
y así en este mundo el adolescente se halla sumergido en el "gran consumo",
vive pensando en "zafar" más que en comprometieres, se encuentra concentrado
más en el cultivo de su cuerpo que en su desarrollo intelectual. Busca en el
adulto un modelo referencial pero encuentra que las figuras parentales le ofrecen
roles inseguros y desdibujados; no constituyendo el marco de referencia válido
necesario, esto se ve agravado cuando hay padres que borran las diferencias
generacionales necesarias, tratando de identificarse con los hijos, copiando
sus modas, hábitos y lenguajes, y es por esta permanencia de la juventud, como
valor sobrestimado en esta época que se genera en los adolescentes un estado
total de confusión y desorientación
En el mundo que enfrentan hoy los jóvenes, todo es muy rápido, el
amor, el sexo, la independencia, las obligaciones, las ilusiones y las frustraciones.
La vida infantil es corta y la adolescencia es larga, desarrollándose en un
marco de crisis, que da lugar a una vida conflictuada. La contemporaneidad denota
una situación tensionante, en la que las drogas echan sus raíces, siendo un
fenómeno tridimensional, ya que abarca al individuo, a la familia y a la sociedad.
Si nos preguntamos cuáles pueden ser los motivos por los cuales los
adolescentes se acercan a las drogas, podríamos enumerar los siguientes:
- satisfacer la curiosidad sobre los efectos de determinadas sustancias.
- presión de sus pares y necesidad de pertenencia a un grupo, y de
ser aceptado
- tener experiencias nuevas, emocionantes o peligrosas
- ausencia de proyectos, falta de autoestima
- ambiente desfavorable, crisis familiares
- fácil acceso a sustancias adictivas
- escape del dolor, a la tensión o a la frustración.
Y como característica que se pueden presentar en ellos podemos enumerar:
- dificultad para la aceptación de límites y falta de responsabilidades
- control inadecuado de los impulsos
- dificultad para tolerar y expresar las situaciones desagradables
- dificultad para conectarse y expresar sus sentimientos
- pérdida de valoración de la propia vida y de la los demás
- pérdida de valores e ideales
- desinterés, apatía para llevar adelante lo que se propone.
Pero, la curiosidad, el ver qué pasa y creer que poseen el manejo
de las drogas es la sutil entrada al consumo, unido a la inseguridad y al desamparo
que vivencian. La publicidad presentando un mundo deslumbrante, fácil y cómodo,
que no concuerda con la realidad que lo circunda, hace que busquen una satisfacción
artificial que los aleje, aunque sea en forma momentánea, de esa realidad displacentera.
Nuestra tarea, la de los psicólogos, es trabajar en las dimensiones
de lo individual y lo familiar, que están comprometidas en este tema, sin desoír
lo social, y es al adolescente al que hay que brindarle un lugar donde instalarse
para desplegar su problemática.
En el año 2000, un grupo de psicólogos autoconvocados formaron una
institución con carácter de Asociación Civil sin Fines de Lucro, cuya finalidad
era establecer lazos con la comunidad a través de un servicio gratuito y abierto:
una guardia de Orientación Psicológica Telefónica. Pocos meses después de esta
fundación, la institución comenzó a realizar actividades académicas, seminarios
y cursos. El director de esta Red Asistencial de Buenos Aires, licenciado Sergio
Sáliche, comenta que los cursos tenían el objetivo principal de brindar a la
gente una capacitación que les ofreciera una salida laboral. "Todo lo pensamos
en relación con la cuestión autogestiva". "Otro motivo por el cual
creamos esta Red, fue la percepción de una falta de posibilidad de la gente
de consultar con un profesional, entre la llamada a un centro de atención psicológica
y la concurrencia real a la entrevista, hay mucha distancia, nosotros entendimos
que la gente necesitaba una atención más rápida, muchas personas no acuden a
un psicólogo, y menos a un psiquiatra, porque existen muchos prejuicios".
"En realidad, la función del psiquiatra es estabilizar orgánicamente al
sujeto, lo que lo diferencia de un médico clínico, es que el clínico no está
especializado en la medicación psicofarmacológica". A menos de una semana
del comienzo de la difusión de la guardia telefónica gratuita, empezaron recibir
muchísimos llamados, lo que confirmó que había una gran necesidad en la gente.
Se realizan diferentes tipos de intervenciones en la línea telefónica.
Aunque a veces el tiempo no resulta suficiente para igualar una entrevista presencial,
el profesional hace una serie de preguntas que le permite a la persona reorganizarse
de una manera distinta, le dan un nuevo sentido a la consulta que está realizando.
"Nuestro objetivo no es simplemente contener, sino intervenir como para
que a ese otro le pase algo que lo reestructure".
Uno de los problemas con los que se encuentran los psicólogos y psiquiatras
del la Red Asistencial es la consulta de gente que está medicada, pero sin un
tratamiento psiquiátrico. La persona empieza a sentirse angustiada, padece de
fobias o de ataques de pánico, situaciones de estrés, comienza incluso a tener
sensaciones físicas a causa de esa angustia, entonces va al médico clínico.
Se realiza análisis, estudios, pero la persona no tiene nada. Entonces, el médico
le receta un ansiolítico. "Eso trae varios problemas - advierte el entrevistado
-. Los ansiolíticos como el Rivotril, el Valium, o el Lexotanil, por ejemplo,
son muy adictivos. Por otra parte, el paciente no tiene un seguimiento por parte
de un profesional, ni un trabajo sobre el tema de la adicción a las benzodiazepinas,
no hay ningún tratamiento. La gente toma esa medicación de cualquier manera,
sin organización, sin ningún tipo de indicación, y llega un momento en el que
sigue angustiada y sin poder salir adelante. Recibimos consultas de pacientes
medicados, pero eso no significa que un psiquiatra los haya ido controlando
en la medicación. Lo que hacemos con muchas de esas consultas es derivarlas
a un psiquiatra".
Como mensaje final, Sergio Sáliche insta a que, cuando un médico
recibe a un paciente que no tiene una patología orgánica, realice la derivación
correspondiente, ya sea a un psicólogo o a un psiquiatra ya que, considera esto,
no habitual. Y añade acerca de las causas: "Se debe a la formación que
reciben en la Facultad de Medicina, que hace que los médicos crean que únicamente
lo orgánico gobierna la vida del sujeto. Es un problema ideológico, pero que
tiene que ver con la formación académica. De todas maneras, debo reconocer que
muchos médicos tratan de formarse y de informarse acerca de temas que atañen
a la psicología. Mi mensaje es que traten de hacer las indicaciones correctas
en aquellos casos que exceden lo médico".
La ludopatía es
un trastorno compulsivo de la conducta, que convierte a quien la sufre, de forma
crónica y progresiva, en una persona incapaz de resistir los impulsos de jugar.La
dependencia del juego es una de las enfermedades mentales menos conocidas por
la sociedad.
Este desconocimiento
puede deberse a que los juegos de apuestas han constituido desde siempre una
actividad recreativa en la mayoría de las sociedades.
Una gran parte
de los individuos considera el juego como un vicio y no una dependencia grave
que destruye tanto a quien la padece como a todo lo que lo rodea, especialmente
los vínculos familiares.
El mecanismo que
subyace a problemas como el alcoholismo, las toxicomanías o la bulimia, es inicialmente
idéntico al que lleva al jugador a convertirse en ludópata.
Por lo tanto, puede
equipararse la ludopatía al modelo de drogadependencia sin tóxico.
La excitación que
produce el riesgo de cada jugada atrapa paulatinamente a aquellos que por razones
particulares están más predispuestos.
Luego, los sentimientos
de culpa, la frustración, el pánico, la pérdida de la autoestima y la depresión,
acaban por adueñarse del jugador patológico.
Esta es la fase
más crítica por la que termina atravesando el adicto al juego.
La situación llega
a ser tan extrema que con frecuencia llegan a cometer actos delictivos, fraudes
o robos hasta con la propia familia, para poder seguir jugando.
Según la clasificación
estadounidense de los trastornos mentales DSM IV, la distorsión del pensamiento,
la superstición, la mentira y la sensación de poder y de tener todo bajo control
mientras juegan, son algunas de las características presentes en los jugadores
patológicos.
A pesar del problema
que se cierne sobre toda dependencia y de que la curación parece una meta inalcanzable,
la ludopatía tiene tratamiento.
La premisa para
poder empezar la recuperación es admitir que se es adicto al juego.
El primer paso
tiene que darlo el paciente, aunque en la mayoría de los casos son los familiares
quienes realizan las primeras consultas.
Normalmente, el
adicto al juego suele acudir en busca de ayuda tras varios años de padecer la
enfermedad.
Síntomas Contemporáneos
En términos generales
se dice que, los llamados síntomas contemporáneos (adicciones, bulimia, anorexia)
están ligados a la subjetividad de la época.
En el siglo XX,
se ha olvidado a la persona en su concreción y singularidad. En cuanto a la
relación consigo mismo, se siente como una cosa que es empleada con éxito en
el mercado y su identidad está unida a su papel socioeconómico; su sentido del
valor, depende de su éxito, de sacar utilidad de sí mismo, y siente el proceso
total de vivir en sentido análogo a una inversión provechosa de "capital":
mi vida y mi persona son el capital invertido.
La palabra por
excelencia en este tiempo es CONSUMIR y, por este consumir se entiende la satisfacción
de fantasías artificialmente estimuladas, como por ejemplo: comprar el último
modelo de cualquier cosa; quedando en un lugar secundario, el real placer de
usarlo y en cuanto a la relación con los otros, es entre dos abstracciones que
se usan recíprocamente: todo el mundo es mercancía para todo el mundo.
DIVERTIRSE, consiste
en la satisfacción de CONSUMIR y TOMAR: mercancías, alimentos, bebidas, cigarrillos,
personas. Los vínculos se labilizan, y se sustituyen las relaciones interpersonales,
por relaciones con máquinas y objetos; se le propone a la persona que sea individualista,
pero bajo la forma de ser exactamente igual a los otros, y donde el acento está
puesto en el cuerpo. Este cuerpo aceptable es el cuerpo delgado, fuerte, andrógino,
preparado para un mundo competitivo, con fuertes valores de belleza, autonomía,
y juventud; y para ello hay que trabajarlo continuamente, ya que es un cuerpo
que se adquiere, y no un cuerpo natural.
Las mujeres han
sido los sujetos afectados por excelencia por estas exigencias y así, bulimia
y anorexia parecen haberse transformado en el paradigma del género femenino.
La mujer, ha sido la más exigida ya que debe ser atlética, porque esto es un
símbolo de competitividad, debe mostrarse masculinizada para escalar posiciones
en el campo laboral a costa de sus características biológicas como por ej. :
las ligadas a la maternidad. Aunque, en la actualidad estos trastornos alimentarios
y de distorsión en la imagen corporal ya se presentan también en los varones.
La cultura occidental,
parece ser en la actualidad una cultura de uso y descarte rápido de las personas,
se debe permanecer en un nivel constante de deseabilidad de "ser consumidas",
para no ser descartadas definitivamente y ser condenadas a la marginalidad social.
Si bien vemos
que hay un impacto cultural fuerte, también, debemos ver en cada caso cómo se
manifiestan estos síntomas, ocupándonos de la singularidad de cada Sujeto, y
haciendo posible que estos trastornos se signifiquen en relación a la historia
personal y procesos inconscientes, creando un espacio para el análisis; ya que
estas conductas, bulímicas y anoréxicas, surgen en relación a determinada conflictiva,
llevándolas a una peculiar modalidad de relación con el alimento, el cuerpo
y el vínculo con los otros.